Me cuesta pensar que el último disco de la banda psicodélica en sus primeros años, under (but not underclass) en los ’80, revienta estadios en los primeros ’90 e itinerante en su último estertor haya sido Momo Sampler. Algunos, y lo comentábamos por esos días (algunos se acordarán de que lo comentábamos, otros no se acuerdan nada de esos días), nos habíamos despedido en el disco anterior. No porque haya dejado de gustarnos y toda esa crítica estúpida que se les hacía por esos días a las máquinas -torpemente- utilizadas y a un disco de Los Redondos que tenía ¡¡en su propio nombre!! la palabra maldita sampler. No, para nada, eso era lo que más nos gustaba. La aventura de ir viento en contra de lo que el adormecimiento del rock pedía y viento a favor de la historia cultural y musical que avasallaba somnolencias. El hecho por el cual el disco anterior nos saludaba eran los demasiados símbolos de despedida: se tomaban el último bondi, el último tema de ese último bondi, loneytoonamente, se llamaba Es to-to-todo amigos!, atesoraban un gualicho de olvidar cuando la búsqueda los dirigía hacia nuevos placeres. Y por si fuera poco lo presentan en Racing con un video pre-recital que era más una biografía casi autorizada en formato comic futurista con aires de despedida de aquello que ya no es, que un simple video de presentación. Patricio Rey se estaba yendo en ese disco. Y será el destino que quizás no quiso que se fueran en ese disco, pero ese video de presentación-despedida, justo ese video, al menos en lo poco que públicamente se sabe, fue el que selló la despedida.
Quizás que Momo haya sido el personaje principal, entre tantos otros borders personajes de ese cuento-tragedia que contaba cada disco, era la subversión necesaria de la vida. Patricio, ya no era Rey, prefería darle el poder a las masas. Quizás por una sola noche, por cada noche en que se barajaban las cartas sobre la mesa. Las masas tuvieron el poder, coparon el viaje itinerante y el monarca no lo soportó. Se vistió de Momo, los condenó a ocupar la cartelera y se pegó el balazo. Quizás. La forma humana trasvestida en misa cómica. Trágica. Y una frase de Apuleyo que ladra Te prometemos que en la alegría y la risa del festival nadie osará dar una interpretación siniestra a tu repentina vuelta a la forma humana como epígrafe del disco. La forma humana, que en el primero de los discos, Gulp!, se había perdido. En el último vuelve, pero ya en carnaval, en murga, en emulación y subversión. Con la muerte de su deformador.
Hace 10 años presentaban Momo Sampler, el primer disco de la era que ya no era de Patricio Rey, y era el balazo en la sien que Patricio Rey se daba para que los que quedaban pudieran enfrentar nuevos placeres. Y como dice, genialmente, Mariano del Mazo, lo mejor que puede pasar es que jamás ocurra una reunión. Sería sobre la tumba de Patricio Rey.
Maridajes
Cuándo: a 10 años del balazo
Dónde: en el templo de Momo
Cómo: en una apuesta por la mutación, por el cambio, por nuevos placeres
Patricio Rey y los Redonditos de Ricota -