Y nuestra sección Alegorías se satisface ecológicamente en realizar este biomusical homenaje a todas esas plantas que nos permiten hacer eso tan básico y vital que hacemos aún sin darnos cuenta: respirar.
Podríamos poner algún tema de Árbol, de Arbolito, de Mataplantas u otras verdes bandas (La Banda del Paraíso, ¿por qué no?), pero el homenaje es -siempre- con canciones y no con personas.
Creo que ya habíamos hablado del disco que Luis Alberto Spinetta les dedicó a los homenajeados.
En primer lugar la tierra misma sufriendo la pena de Atahualpa Yupanqui en la voz de Pedro Aznar, grabado en su disco del 2002, Parte de Volar, El árbol que tu olvidaste. Ese mismo árbol que quedó plantado y preguntándose si serás o no feliz. También me ha pasado a mí, cuenta Aznar el sufrimiento de Atahualpa.
Un poquito más luego escuchemos el tributo de Patricio Rey a El árbol del gran bonete: un árbol del que caen caros frutos prohibidos, donde el Dios represor no puede dar luces en la noche eterna. Pero desde el cual el gran bonete subvierte la relación y el límite celestial es de un Dios nuevo, mejor hecho y bajo el pulgar de los mortales. El fruto del árbol prohibido prohíbe al viejo Dios.
Finalmente ese gran clásico del rock argentino -tocado por todos- pero, claro, acá en su versión original. Una casa con 10 pinos en la armonía y la potencia de Manal y salido de la boca de Javier Martínez, modelo 1970. El éxodo un tanto hippie de los menos hippies del primer rock argentino. La huída hacia el sur, el lugar donde el lenguaje de los árboles ayuda a escapar del ruido infernal. ¿Para qué complicar?
Los árboles. La paz del silencio y el aire purificado. La alegoría de la voluntad y los tristes recuerdos. Y recuerdo a la hermosa uruguaya Ana Prada y su necesidad de barrer las hojas secas del árbol plantado en el jardín, tan Atahualpa, tan cercana y lejana a la vez. Adios.
Maridajes
Cuándo: el día del árbol
Dónde: en la tierra, en las raíces más profundas, en la savia
Cómo: plantados
No hay comentarios:
Publicar un comentario