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viernes, 3 de junio de 2011

Geografía del deseo


Inauguramos una nueva sección de CTC. Un poco porque nos aburrimos de las estructuras (siempre nos pasa, no hay chances de que sea de otra forma), otro poco porque veníamos pensando en ello desde hace tiempo y ya era hora.
La sección en cuestión se llama Alegorías, y ya veremos en el curso de los sucesivos posts que vayan surgiendo de qué va la onda.

En este caso, la primera de las alegorías nos trae 3 canciones -deben ser casi infinitas las que podrían entrar, pero elegimos estas 3- que se adentran en la alegoría de la geografía del deseo. O del deseo como espacio geográfico.
La primera de ellas -no cronológicamente- es una canción que Sumo editó allá por el año 1985 en el disco After Chabón: Lo quiero ya. Desde el título, claramente se descifra que de deseo estaba hablando aquel pelado loco. Pero hay una frase de esta canción que siempre me pareció genial: Hasta que choque China con África te voy a perseguir, sería bueno que pidieras que la Tierra se mueva.




La segunda de las canciones es Civilización del último disco de Los Piojos. Acá, la alegoría camina por un rumbo similar pero no idéntico del anterior, dice Ciro: Y si viene un río gris que separe al mundo en dos, quisiera quedar del mismo lado, nena, que vos.





La tercera y última canción es la más vieja y la que pone el deseo más directamente en el preciado objeto, pero sin dejar de pensarlo geográficamente. El flaco Spinetta, en el hermosísimo disco Bajo Belgrano de Spinetta Jade, solicita las coordenadas geográficas del objeto de deseo, dice en Mapa de tu amor: Pienso sólo en vos y no se buscarte, dame un mapa de tu amor, dame que quiero encontrar tu corazón.






El objeto del deseo distanciado del obsesivo deseante por un terreno geográfico. Si el deseo de Sumo se instala en un imposible (que la tierra se mueva), el de Los Piojos imagina un imposible (el río gris que separa el mundo en dos) para desear que el destino logre que el objeto no se torne imposible (que quede del mismo lado). La tierra en ambos casos, imaginada como una pangea movediza o desde la posible destrucción que la civilización le impone, y el objeto de deseo que se ubica en un mapa ficticio, en una geografía mítica, pero que se comprende desde la imaginación. En cambio, para Spinetta el objeto está claramente identificado y está en algún punto terrenal alcanzable, solamente que ese terreno es incomprensible para el deseante, una geografía desconocida, en tiempos que no existían los GPS, y el mapa que no aparece.
Bienvenidos a una nueva sección de CTC. Críticas y consejos, queridos lectores, acá abajo en los comentarios, por favor.

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