Allá en los tempranos 70 fue el más hippie de los hippies, con rulos largos, vincha en la cabeza, con los yoguis Ara y Dana, y con una banda que en el ranking de nombres y esencias hippies ocupaba el primero, segundo y tercer puesto juntos. Posteriormente rompió Arco Iris y editó un discazo con una banda que adelantaba lo que iba a venir a finales de esa década.
Pero eso era poco y, como siempre, la leyó. Dejó todo, se fue a Los Ángeles, armó una banda con un ex Crucis y dos yanquis, que tocaba new wave cuando en Argentina esas dos palabritas gringas eran sólo una idea del futuro. Nada aceptada. Editó un muy buen EP (en Los Ángeles pero con jugadores de Boca en la tapa) con Wet Picnic que tiene unas profundas reminiscencias al Bowie de esos años.
Pero la cosa es que para 1982 Santaolalla se volvió solamente para editar Santaolalla, concebido en gringolandia, que adelantó toda la música de estas tierras. Andaba rodando por ritmos que acá nada de nada. Pelaba reggae, consolidaba la new wave, mantenía la lengua filosa, ya entendía el post punk y peinaba los raros peinados nuevos, brindando a todo el rock argentino -consolidados y nuevitos- la posibilidad de no tener que innovar ni improvisar sobre un terreno desconocido. Él ya había dado vuelta la página.
Y además tuvo TV color antes que el resto y se lo contó a su madre que miraba las telenovelas en blanco y negro en El Palomar. Y hamburguesas, cervezas, pollos fritos y el último de Kiss. Y bailes discos. Y radios que pasaban rock’n’roll. Demasiado.
(Anécdota, siempre hay una: con aproximados 14 ó 15 adolescentes años estaba escuchando el ensayo de una banda de mi pequeño pueblo que era la primera que existía en mi vida y la única que tocaba en ese momento en el pueblo, que hacían únicamente covers -no sabía que más tarde iba a odiar a las bandas que hacen únicamente covers- y entre su repertorio estaba Ando Rodando; la cosa es que en los 3 ó 4 minutos que dura esa canción (yo estaba apoyado contra una pared de la sala mientras la banda ensayaba esta canción) experimenté una sensación que nunca jamás había vivido -y creo que nunca jamás volví a vivir- que se podría definir quizás con palabras como mística, trascendentalidad, realidad aparte o como quieran llamarla, pero fue muy pero muy muy extraña, esto nunca se lo había contado a nadie, ¿habrá sido responsabilidad de Santaolalla?)
Maridajes
Cuándo: cuando quieras anticipar lo que va a venir
Dónde: en el futuro imperfecto
Cómo: rodando, por el camino, buscando
Gustavo Santaolalla -
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